Delante de Dios no hay cosa
alguna que podamos hacer por nuestras propias obras para ganar la salvación,
por eso el evangelio no es para condenar a
las personas o enviarlas al infierno sino para demostrarle a todo aquel que no tiene a Cristo su condición de
pecado. No importa si una persona es pagana, moralista o religiosa, el propósito
del evangelio es llevarla a comprender que su salvación está en Cristo y no en
su propia justicia.
La biblia nos enseña en Romanos
capítulo 3, que en el mundo no hay justo
ni aun uno y que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado
delante de Dios, además, dice que ha sido justificado gratuitamente mediante su
gracia por la redención en Jesucristo. Ahora, por el sacrificio de Jesús, Dios
no está enojado contigo y puedes acercarte a él con confianza.
Todo ser humano necesita a
Jesús; indicando esto que no importa que una persona sea buena o que diga que lo
entiende todo, esto se trata de que si alguien no tiene a Jesús no ha hecho
nada bueno y por más bonitos que sean sus pensamientos y sus palabras, sólo hablará
muerte, pero si ha creído en Cristo, se
manifestará en ella la ley de la fe y
será justificada delante de Dios.
Dios en su bondad utilizo
la ley para que reconozcas que eres un pecador y no trates de agradarle por tus propias
fuerzas, es decir, la ley es instrumento para conducirte al arrepentimiento de
tus pecados y una vez que hagas esto se manifestará en ti la justicia de Dios
por medio de la fe en Cristo. A partir
de aquí tu vida no dependerá de tus propios esfuerzos ni se basará en tus
errores, sino en la obra de justicia que Cristo hizo por ti en la cruz del
calvario.
Apreciado amigo, no
dependas de lo que puedas hacer ni te jactes pensado que eres perfecto por tus
buenas obras, porque según la justicia de los hombres ser perfecto es no tener
errores, pero en la justicia de Dios ser perfecto es reconocer tus defectos
para que entonces puedas cambiar y salir del pecado por la gracia y la justicia
de Dios.
¡Dios
te bendiga! Pastor Richard Rodríguez
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