El reino de Dios rebosa de salvación, poder y riquezas inigualables. Este reino desafía cualquier circunstancia y adversidad y cuando se manifiesta a tu vida, genera cambios rotundos y evidentes a tu alrededor.
Hoy, podemos aprender a través de
la oración del Padre Nuestro la necesidad que tenemos del reino de los cielos en
nuestras vidas, pues, esta es una oración modelo que nos enseña cómo debemos
desarrollar nuestra relación con nuestro Padre Celestial, nosotros como hijos
de Dios tenemos la responsabilidad que este reino desprenda todos sus
atributos; somos sus hijos y debemos santificar su nombre con una vida justa y
al cumplir con los principios de su palabra por consecuencia se manifestará el
reino de los cielos.
En este tiempo, en nuestro corazón
debemos anhelar el reino de Dios y su justicia. Si este reino desciende sobre
tu vida su poder sobrenatural te saca de la ruina o pobreza que puedas estar
viviendo, te lleva a un nivel donde conquistarás y podrás hacer cosas que otros no pueden hacer.
Al manifestarse este reino no existe
área en tu vida que no pueda transformada; tu hogar, familia y matrimonio están
sujetos a vivir al nivel que Dios destino para ti.
La bendición que posee el reino
de Dios es gloriosa, y fuimos comprados a precio de sangre; somos sus herederos
y fuimos trasladados del reino de las tinieblas al reino de su amado hijo, es
por esto que el poder de este reino es una potencia que destruye las obras de
las tinieblas desplazando la miseria y toda enfermedad. Si tú crees y confiesas
que el reino de Dios va a descender sobre tu vida, los cambios que estás a
punto de experimentar serán evidentes y la obra de Jesús en tu vida
transformará tu corazón llenándote de su amor y sus bondades.
Amigo lector, hoy te invitamos a
que ensanches tu corazón este es el momento de que el reino de Dios se manifieste
en tu vida. Si has estado viviendo en el reino de las tinieblas, abre tu boca y
confiesa que Jesús es tu salvador y puedes estar seguro que desde este mismo
instante serás parte del reino de Dios.
¡Dios te bendiga! Pastor Richard
Rodríguez.
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