Si
prestas atención a este mensaje, estoy seguro que bendecirá mucho tu vida y
podrás comprender como influye el estado de tu corazón en todo lo que haces, las decisiones que
tomas, las circunstancias que atraviesas;
posiblemente anheles que Dios cambie
tu vida, pero esta transformación
solo será posible cuando tomes conciencia del estado de tu corazón.
El
corazón, en la biblia, es comparado con la tierra, la palabra es la semilla y el
sembrador es el predicador. En Mateo 13, Jesús hace referencia a la parábola del
sembrador: “Y les
habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí, el sembrador salió a
sembrar”. Después que Jesús habla la parábola es muy
interesante observar cuando dice: “el que tenga oídos para oír que oiga” esto
se debe a que todo tiene que ver con el oír. Hay personas que oyen lo que les
conviene oír, de ellos la biblia dice que oyen pesadamente; existen otros que
les molesta oír, en el libro de Hebreos, se hace referencia a estos, diciendo
que no podían tolerar lo que oían. También hay gente que tiene el corazón tan dañado que no hay forma que
puedan ser corregidos o enseñados. Cuando el corazón está dañado, siempre va a atacar a
la semilla o al sembrador, pero nunca a su propio corazón (la tierra), y es posible que al recibir la
palabra o la corrección de un hombre de Dios, lo primero que pienses es: “la
semilla es la que está mal”, “el sembrador
es el que está mal”, y puedes hasta decir “El pastor no debió decírmelo
de esa manera”. Y concluyes “el pastor me ofendió”, pero nunca te pasa por la
mente que no fue él el que te ofendió, sino que tú te ofendiste, una cosa es
que te ofendan y otra es que tú te ofendas, una cosa es que te maltraten y otra
cosa es que tú estés maltratado
Que
tremendo que cuando Jesús explico la parábola del sembrador había mucha gente y
todos oyeron, pero luego separó a sus discípulos y les explico la palabra,
porque Jesús se tomaba el tiempo para explicarle la palabra a aquellos que él sabía que la iban a oír. Cuando alguien oye la palabra del reino
y no la entiende, viene el malo (satanás) y arrebata lo que se ha sembrado en
su corazón, esto es porque cayó junto al camino; por ejemplo: En un terreno cuando alguien pasa
muy seguido por el mismo lugar se abre un camino, y la tierra, producto de las
pisadas, se endurece de tal forma que ya no crece más la hierba ni ninguna
planta; por esta razón no puedes permitir que tu corazón sea un camino, donde el
diablo entre y lo pisotee, por donde pase el afán de la vida, la filosofía
humana, los criterios personales, la falsa humildad, el amor propio, el
orgullo, la auto justicia, la queja, la
murmuración, hay personas cuyos
corazones se han endurecido a tal punto que la semilla no puede penetrar,
Cuida que tu corazón no sea un camino sino una casa donde Jesús habite ampliamente.
También
podemos ver casos de personas que nunca más fueron felices porque fracasaron en
un área de su vida, por ejemplo en el matrimonio fracasaron con su pareja y
luego se cierran hasta el punto,
que endurecen su corazón
y no permiten que la palabra de Dios penetre en sus vidas. Por otra
parte satanás es especialista en enviar caminantes que pasen una y otra vez por
nuestro corazón, con el propósito de endurecerlo y hacerlo insensible a la voz
de Dios. Cuando no se cree la palabra, se es incrédulo, cuando una persona es
incrédula tiene el corazón malo y cuando
el corazón esta malo, se aparta del Dios vivo, del pastor y de la iglesia. La
palabra de Dios dice que debemos hacer barbecho en nuestros corazones, como cuando agarramos una planta y cavamos
alrededor de ella, para que la tierra se ablande y el agua pueda penetrar hasta
la raíz y de esta forma ser alimentada la planta. En este sentido cuando tú
corazón está limpio puedes tener la certeza de que estas arraigado en Dios y siempre
vas a estar alimentado espiritualmente, por lo tanto todas las áreas de tu vida
tienen que funcionar. Tú tienes que sacar de raíz todo afán, todo engaño de tu vida y limpiar el terreno,
que es tu corazón, el problema es que mucha gente quiere recibir la semilla sin quitar la basura que ya estaba
sembrada y cuando van a la iglesia el pastor siembra la palabra, pero no pueden
dar frutos porque la tierra está sucia o endurecida.
Quizás
te preguntarás: ¿Cómo puedo saber qué tipo de terreno soy? Por el fruto que
das, toda semilla que es sembrada en buena tierra tiene que dar buen fruto,
porque cuando el sembrador es bueno, la tierra es buena y la semilla es
buena, el fruto tiene que ser bueno.
Cuando tu corazón es buena tierra, oye la palabra, la entiendes, da buen fruto y produce al ciento,
al sesenta y al treinta por uno. ¿Qué
estas produciendo tú? Ira, contienda, envidia, celos o estas produciendo amor,
paz, gozo, benignidad, mansedumbre, fe, paciencia, tolerancia. Es por eso querido amigo, que debes cuidar el
estado de tu corazón. ¡Dios te bendiga!. Pastor Richard Rodríguez
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