viernes, 21 de junio de 2013


La iglesia de Cristo debe ser diferente y marcar una pauta en este mundo, es por ello que edificar un templo es más que construir una estructura física, pues si hay obra en esta tierra que requiere la bendición y la gracia de Dios es la cimentación de un templo para Él. Construirlo requiere de una unción especial, si alguien carece de ésta, la edificación podría pasar muchos años sin ser terminada.

No cualquier persona tiene el privilegio de construir casa para Dios, por ejemplo David, a pesar de tener un corazón conforme al de Dios, era un hombre de guerra y sus manos estaban manchadas de sangre, por eso fue a su hijo Salomón a quien se le otorgó la bendición de construir un templo para Dios, es decir, que para cimentar su casa, el Señor demanda tener las manos limpias y puras. 
 
La biblia, en 1 Reyes, capítulo 6, habla de la construcción del templo que edificó Salomón, allí nos dice que las paredes de esta casa y otras partes de ella estaban cubiertas por madera de cedro, este árbol tiene raíces muy profundas y su tronco crece muy alto, aparte de esto posee buen aroma, no se pudre y es usado para preservar tesoros y manuscritos; pues así debe ser la vida de cada persona que conforma la iglesia de Cristo, arraigada profundamente en el Señor y crecer alto hasta tocar el cielo, que por medio de la oración produzca un buen aroma delante de Dios, que preserve y guarde la palabra de Dios como un tesoro, ya que sólo de esta manera permanecerá firme delante del sistema de este mundo.

Estimado lector, el vivir de acuerdo a los preceptos de la casa del Señor puede hacer que tu hogar sea bendecido y que aun cuando estés en tu casa, Dios no se olvide de ti y los tuyos, el cumplir con lo establecido en su palabra es la garantía para que el propósito de Dios se cumpla en tu vida, por tal razón es importante que te afirmes en ella cada día, permitiendo que él pueda terminar la obra que ha comenzado en ti. Actualmente estamos viviendo tiempos difíciles y es necesario que se levante una iglesia madura que se deje moldear por el Señor, en la cual no existan escándalos ni murmuraciones, puesto que en los últimos años vamos a ver un aceleramiento de la obra de Dios en los corazones de cada creyente, porque para el avivamiento que Dios va a traer sobre Latinoamérica, el Espíritu Santo se urge de gente que se haya dejado formar por él y a las cuales pueda usar para hacer su obra en esta tierra.

¡Dios te bendiga! Pastor Richard Rodríguez.