viernes, 19 de octubre de 2012



Hoy, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a la luz de la palabra de Dios y bajo la inspiración del Espíritu Santo, fui dirigido a traerte una revelación liberadora y muy responsable sobre lo que la Santa Cena representa para tu vida como creyente. La Santa Cena del Señor es una celebración de bendición y liberación, instituida para nosotros los que formamos parte del pueblo de Dios y cada vez que participamos de ella tenemos una poderosa y gloriosa oportunidad de ponernos a cuentas con él.

Cuando el Señor Jesucristo nos proveyó de la Santa Cena lo hizo con la intención de que no perdiéramos la comunión con él, pues, sabía perfectamente que en nuestra debilidad podríamos olvidar sus bondades, fallarle y alejarnos de él. Su propósito al recordarnos su sacrificio fue mantener viva nuestra esperanza, para que nos apartáramos del pecado y pudiéramos mirar hacia el futuro contemplando su gloria sin condenación alguna. Y aunque él Señor Jesús utilizó solo dos sencillos elementos como representación simbólica en esta celebración, el pan que representa su cuerpo y el vino que representa  su sangre, no debes menospreciarla ni acercarte a su mesa como si se tratara de un rito, por el contrario debes hacerlo en memoria de él, en su honor y por amor, respetando estos elementos instituidos como representación de su muerte.

Como creyente no sientas temor al tomar la santa cena, por creer que no reúnes méritos o que no estás bien con Dios, todo lo contrario, hazlo de manera gozosa ya que con ella se nos ha brindado una nueva oportunidad de obtener victoria sobre el pecado. Al participar de ella miramos una vez más la cruz del calvario y recordamos la muerte de Jesucristo, nuestro Salvador, por el pecado del mundo. Y a su vez renovamos nuestra  comunión con Dios, el no tomarla equivaldría a decirle al Señor que no hemos creído en su sacrificio.

La biblia en 1 Corintios 11:27 nos enseña “que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor”. Y tal vez te preguntarás ¿De qué manera soy indigno de participar de la Cena del Señor? pudiera sucederte que esta celebración se haya vuelto un ritual para ti y vengas a la mesa en pecado y sin arrepentirte o que tomes con apatía el significado del pan y del vino, olvidando el enorme precio que nuestro Salvador pagó en la cruz del calvario. En otro caso podrías  creerte con suficientes méritos para tomarla, sabiendo que el único digno es el Señor. Pero es importante que sepas, que sea cual sea tu situación, debes tomarla con un corazón contrito y humillado, entendiendo que es su gracia y su misericordia la que te hace digno, ya que te es atribuido por el acto de amor que tuvo Cristo en la cruz.

Participar dignamente no te habla de ser perfectos para poder hacerlo, sino de participar buscando la perfección en Dios, reconociendo nuestra condición de debilidad y pidiéndole ayuda para evitar ser juzgados por el mundo y no ser acusados por satanás. El apóstol Pablo en 1corintios 11:28, nos invita a examinarnos a nosotros mismos antes de comer del pan y beber del vino, en este sentido cuando vengan pensamientos de condenación a tu vida rechazalos, porque al juzgarnos a nosotros mismos nos despojamos de lo que no conviene y desagrada a Dios.

Por consiguiente, no le demos lugar a la duda en nuestra mente ni en nuestro corazón, estemos conscientes que satanás procurará dañar y destruir por todos los medios nuestra comunión con Dios y enviará argumentos para lograr su objetivo, si no usa el pecado usará entonces el temor religioso. Amado lector, te invito a que nos gocémonos en el Señor Jesucristo por haber considerado en su gracia nuestra necesidad y haber preparado una mesa, como un acto de amor en el cual podemos presentarnos para ser restaurados y recibir fortaleza, paz, sanidad espiritual y física, gozo y victoria.

¡Se bendecido! Dios te corone de favores y misericordias. Pastor Richard Rodríguez.

sábado, 6 de octubre de 2012




Amado lector, en esta oportunidad quiero hablarte acerca de la justicia de Dios, este es uno de los mensajes más importantes de la biblia, ya que la justificación del hombre ante Dios es por fe y no por obras, para que nadie se gloríe. La palabra de Dios establece que sin fe es imposible agradar a Dios; afirma que si tú confiesas a Jesús como tu salvador, Dios te hace una nueva criatura, en otras palabras, lo pasado queda atrás y  todas las cosas  son hechas nuevas; lo que hiciste antes de recibir a Cristo ya fue perdonado, borrado y justificado por medio de la sangre que Jesús derramó en la cruz.

Romanos 5:1 declara que: “justificados por la fe tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; de esta manera  Dios demostró su amor, en que aun  siendo  pecadores, enemigos de Dios, Cristo murió por todos nosotros.” Satanás siempre tratará de traer condenación a tu vida, haciéndote creer que por tener malos pensamientos o malos deseos no has cambiado, pero recuerda, que él es padre de mentira y siempre va a tratar de convencerte de que no hay posibilidad de cambio para ti, no le creas a él, créele a Dios y a su palabra que dice, en 2 Corintios 5:17 “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.”

La realidad es que, Dios está esperando que en medio de tu debilidad, tú vayas a él y le pidas ayuda, existen debilidades que tal vez nunca van a desaparecer de tu vida, pero por medio de la fe tú puedes tomar el control y tener dominio sobre ellas. No declares tus debilidades, declara la palabra de Dios. En Hebreos 12:2, establece que debemos poner nuestros ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, sólo de esta forma tu vida puede ser cambiada y transformada.

Amigo hoy te quiero decir que Jesucristo quiere ser tu Señor, él quiere ayudarte y prosperarte en todas las áreas de tu vida, sólo tienes que buscarlo. Mi recomendación es que cuando vayas a la iglesia no lo hagas  solamente para apaciguar tu conciencia, ve para honrar y adorar a tu Señor Jesucristo. De igual manera debes deleitarte en leer la biblia y en orar, no lo hagas para llenar un requisito religioso, sino para tener una relación íntima con Dios. Reconoce tus debilidades y pídele ayuda a Jesús, cree en el amor y en el perdón de Dios. Si tú le sirves a Dios con amor, no importará lo que hayas hecho en el pasado,  no aceptes condenación de nadie, entiende que Dios te perdonó y que él te ama. Hoy quiero invitarte a que quites tu mirada de todo lo que esté pasando a tu alrededor y pongas tu mirada en Jesús, Dios no está esperado que tú cambies, está esperando que vengas a él para cambiarte.

¡Dios te bendiga! Pastor Richard Rodríguez

martes, 2 de octubre de 2012



















El Espíritu Santo me inspiró a hablarte de este sencillo pero poderoso tema  que tiene que ver con el vino, que es Jesús. La biblia, específicamente en Juan 2:1, nos reseña el momento en el que Jesús realizó su primer milagro, fue en las bodas de Caná, cuando convirtió el agua en vino. Era una costumbre que en las bodas hubiera vino, en el caso de que éste llegase a faltar era considerado una falta de respeto. Meditando en ésta palabra, pude entender que ese milagro fue significativo y que hasta nuestros días Jesús sigue convirtiendo el agua vino.

En estos tiempos Jesús es el vino que viene para restaurar tu vida, tu matrimonio y aún tu entorno. El vino representa gozo, alegría, paz, amor,  es muy importante entender esto, porque mucha gente aún cuando estuvieron en el mundo practicando cualquier tipo de pecado, al refugiarse en Jesús, sus vidas fueron transformadas; esa tristeza que operaba en ellos fue sustituida por la alegría y el gozo que únicamente Cristo nos puede dar, donde solo había  ruina, miseria, escasez y repudio,  ahora hay victoria, abundancia y aceptación. Esto es algo que todos podemos lograr, porque la palabra de Dios dice en Filipenses 4:13  “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.

Pero hay algo en especial que llama  mi atención y es el saber que en muchas personas está  escaseando  el vino, esto sucede porque después de haberse convertido a Jesús, al pasar el tiempo esos mismos creyentes  se estancan, es decir, ya no son las mismas personas gozosas, alegres, fervorosas, puntuales a los servicios, que hacían lo posible por asistir a la iglesia, por el contrario, en muchos casos dejan de asistir y terminan convirtiéndose en creyentes espiritualmente paralizados;  todo esto se debe a la falta de vino en sus vidas. 

Quiero decirles a todos aquellos que han permanecido en esta condición que vengan a Jesús, porque así como Jesús  convirtió  el agua en vino y el maestresala o el catador de vinos probó y consideró que éste era mejor que el primero, de la misma manera el Espíritu Santo ha probado el vino y te dice que Dios reservó el mejor  para estos tiempos, y lo hizo para aquellos que reconocen la necesidad de ser saciados por él, es por ello que para este tiempo veremos una revolución de jóvenes como nunca antes manifiesta en esta generación. La iglesia debe salir  a las calles a predicarles a las personas del amor de Dios, ya que hoy en día hay sed de él, sed por su presencia, por un cambio genuino en sus vidas y es sólo Jesucristo quien puede dar el buen vino.

Así como Jesús dejó el mejor vino para el final, de la misma manera quiere obrar en este tiempo; él ha reservado grandes bendiciones para tu vida, porque es su voluntad hacerte libre de todo espíritu de condenación que el mundo te causó;  pues cuando él llega todo esquema y estructura es quebrantada. Por tal motivo es importante que entiendas que el deseo de Dios es transformarte y que cualquiera que sea tu circunstancia tú cuentas para él y él cuenta contigo, sólo en Cristo está la respuesta al cambio que por mucho tiempo has esperado, Dios no desestima a nadie. Mi intención con este escrito es que seas muy bendecido y que el vino de Jesús cambie hoy tu vida por completo.

¡Dios te bendiga! Pastor Richard Rodríguez.