viernes, 25 de enero de 2013

Una de las cosas que un hijo de Dios debe tener siempre presente es la importancia de la presencia y la presidencia del Espíritu Santo en su vida. Al recibir a Cristo somos bautizados en Jesús para arrepentimiento de pecados, pero luego necesitamos ser bautizados en el Espíritu Santo para ser llenos de él.  Es por ello que Jesús antes de ascender al cielo les ordena a sus discípulos que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, y luego les declara “Recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo” (Hechos capítulo 1).  Es su presencia la que nos hace realmente libres, cuando somos bautizados por el Espíritu Santo, el mal carácter, los sentimientos de soledad, depresión, tristeza y  amargura tienen que irse, ya que es imposible que una persona llena del Espíritu Santo se sienta de esta forma.
A diario tenemos que reconocer nuestra necesidad de ser bautizados por el  Espíritu de Dios, necesitamos un anhelo y una pasión por buscarlo, porque es él quien coloca en nosotros el deseo de glorificar a Jesucristo y permite que en nuestras vidas haya un testimonio eficaz de Jesús.
Es una realidad que no sólo para los creyentes es indispensable contar con el bautismo del Espíritu Santo, también para la iglesia es vital; ya que, como resultado de su ausencia, ésta se convierte en un centro de psicología evangélica, donde se les practica terapia a las personas para ver si cambian, sin obtener resultados favorables, porque es el Espíritu Santo quien produce el cambio y la transformación en las vidas, además da el poder y la autoridad para echar fuera los demonios y sanar a los enfermos.
Querido lector pídele al Espíritu Santo que te bautice para que puedas ver con claridad las cosas, su poder es algo que se posesiona de todo tu ser, que al derramarse sobre ti, lo vas a notar y los que están a tu alrededor  se van a dar cuenta que algo nuevo está pasando en tu vida.Comienza desde hoy a invocar al Espíritu Santo, él es la solución a todos tus problemas.

¡Dios te bendiga! Pastor Richard Rodríguez.

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