miércoles, 7 de noviembre de 2012

En este día Dios me ha dado una nueva oportunidad de bendecirte y quiero hacerlo con un poderoso mensaje que te permitirá tener victoria sobre el pecado, se trata del hecho de conocerte a ti mismo. Por lo general, somos conscientes de lo bueno que podemos ser, pero hay un área de nuestras vidas que debemos conocer y es que todo ser humano tiene el potencial en su carne, de hacer lo malo o pecar.

Podemos ver en la palabra de Dios, en 2 de Samuel 11, como el Rey David fue tentado al fijarse en Betsabé, una mujer comprometida, fue tal su fijación hacia ella que esto lo llevo tramar la muerte de su marido, para luego convertirla en su mujer. ¿Qué sucedió? ¿Cómo una persona que tenía un corazón conforme al de Dios pudo cometer semejante pecado?, lo que sucede es que todo hombre es capaz de pecar; pero algo en especial pasó con David, cuando le fue confrontado su  pecado, admitió su rebelión (Salmo 51), le pidió a Dios que tuviera misericordia de él y lo lavara de su maldad,  reconoció que el pecado estaba siempre delante de él; indicando esto que nuestra inclinación a pecar está continuamente delante de nosotros.

Esto nos permite entender que satanás siempre buscará ocasión para tentarnos; porque él se aprovecha de aquello por lo que somos atraídos y seducidos y nos pone oportunidades para que pequemos, pero es importante que sepas que él  no te puede obligar a pecar, esta es una decisión que sólo tú puedes tomar. Un ejemplo de esto es la vida  de Jesús, él era capaz de pecar pero decidió no hacerlo, nunca pecó y no hubo engaño en su boca; el vencer la tentación en el desierto fue una victoria para él y la obtuvo en su condición de hombre, no como Dios.

 ¿Qué quiero decir con esto? ¿Qué nunca serás tentado?, ¡No! al contrario, lo que quiero expresarte es que tú siempre serás tentado, siempre satanás te inducirá a hacer lo malo, pues nunca llegarás a un grado de santidad donde desaparezca la ocasión para pecar, pero  tenemos a un sumo sacerdote que fue tentado en todo, Jesucristo, y en él podemos vencer el pecado.

Dios no espera de nosotros caretas ni posturas religiosas, sino que vayamos a él con un corazón contrito y humillado, quiere que confiemos en su justicia y en su poder para librarnos de cualquier circunstancia. Cuando abrimos nuestro corazón a él y le contamos nuestros sentimientos, interrumpimos ese deseo de pecar por medio de su palabra. Mi consejo para ti, es que te humilles y reconozcas ante él todo aquello de lo que eres capaz, como lo hizo David, reconoce tus rebeliones, empieza en oración a admitir que necesitas ayuda, no te engañes más y no sigas echándole la culpa al diablo, si estas siendo tentado reconoce que estás a punto de pecar para que seas librado por Dios. De manera que cuando satanás se presente ante ti, estarás tan fortalecido que la tentación tendrá que huir.

Por último, guárdate de situaciones incorrectas donde puedas ser seducido y chantajeado por el diablo. ¡Recuerda! la ocasión de pecar siempre se te va a parar al frente y sólo por medio de Jesucristo podrá tener victoria sobre el pecado.

¡Sé libre de toda condenación en tu vida! Pastor Richard Rodríguez.

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